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Está claro que la abstinencia sexual es el método más eficaz de evitar embarazos y enfermedades de tipo sexual, pero también está claro que son pocos los que lo siguen al pie de la letra. Ni siquiera en épocas antiguas, como la del Gran Imperio Romano o la de la Antigua Grecia, eran capaz de resistir la tentación de la carne así que empleaban sistemas que hoy en día, aunque probablemente más económicos, no nos atreveríamos nosotros a poner en práctica.

 

Lo que si hacían era practicar el coitus interruptus, según se recoge en los escritos del experto en temas ginecológicos Sorano de Éfeso, datados del siglo II d.C.:

“… en el momento crítico del coito, cuando el hombre esté próximo a descargar la simiente, la mujer debería contener la respiración y retirarse un poco, de manera que la simiente no sea depositada demasiado profundamente en la cavidad uterina. Entonces, la mujer debería levantarse inmediatamente y acuclillarse, inducir el estornudo, y limpiar la vagina en su alrededor, y quizás, tomar algo frío…”

Sorano de Éfeso, considerado padre de la ginecología, también escribió consejos sobre productos para aplicar en la entrada misma del útero y que podían actuar como barrera, como por ejemplo el aceite de oliva añejo, la resina de cedro o salvado con aceite de mirto. Una técnica curiosa consistía en tapar el cuello del útero, la entrada concretamente, con una bola hecha de lana que estuviera bien empapada de vino.

Y debía de tener bastante razón en cuanto a sus procedimientos pues sus tratados han sido consultados y seguidos hasta el siglo XIX. Pero tampoco es extraño teniendo en cuenta que otros métodos antiguos hablaban de hacer girar, al menos en cuatro ocasiones, la rueda de un molino durante la noche para que la concepción no se produjera.

Más antiguas que las enseñanzas de en el egipcio papiro de Petri, datado del año 1850 a.C., en el que se describía una técnica que consistía en preparar una pasta mezclando estiércol de cocodrilo con miel y que se colocaba en la vagina antes del acto sexual y así podía actuar como método anticonceptivo.

Los hindúes, por su parte, también utilizaban este método pero usando heces de elefante en vez de cocodrilo, vigente hasta el siglo XI d.C.). Por su parte, los judíos, más cuidadosos (hasta cierto punto claro) con la higiene, lo que hacían era introducir esponjas en el aparato reproductor femenino.

En cuanto a los antecesores de los preservativos actuales también encontramos cosas curiosas, como el hecho de que en la Antigua Roma, las tripas y vejigas de los animales servían para tapar el pene y evitar así la llegada de los espermatozoides a la vagina femenina, y también prevenir el contagio de enfermedades venéreas.

Desde luego, y esto es a título personal, es de agradecer muchísimo los avances médicos conseguidos en este tema.

Fuente:

http://sobrecuriosidades.com/2008/03/17/metodos-anticonceptivos-de-otras-epocas/

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