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Hace 3,770 años, un comerciante descontento llamado Nanni envió una serie de quejas a un comerciante babilonio llamado Ea-nāṣir debido a una transacción fallida, dando lugar a la queja más antigua del mundo. Esta carta, descubierta hace un siglo, ha inspirado memes y comparaciones en la era moderna, lo que plantea la pregunta: ¿quién era Ea-nāṣir y por qué esta queja de hace milenios sigue siendo relevante?

La tablilla de arcilla, que data de alrededor del 1750 a.C., fue encontrada en la antigua ciudad de Ur, actual Irak, y está inscrita en acadio. La carta, dictada por Nanni, critica a Ea-nāṣir por enviar cobre de mala calidad en lugar de los "lingotes de cobre de gran calidad" prometidos. Además, Nanni se queja del trato despreciativo y la retención de dinero por parte del comerciante. Nanni acusa a Ea-nāṣir de enviarle cobre de baja calidad debido a una deuda insignificante.

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Pinturas rupestres próximas al castillo de Monfragüe

La Consejería de Cultura, Turismo, Juventud y Deportes invita a explorar los tesoros rupestres de Extremadura en conmemoración del Día Europeo del Arte Prehistórico

Este lunes 9 de octubre se celebra el Día Europeo del Arte Rupestre, y la Consejería de Cultura, Turismo, Juventud y Deportes anima a los entusiastas del arte y la historia a descubrir los impresionantes enclaves de Extremadura que albergan asombrosas representaciones pictóricas de la Prehistoria.

 

Extremadura, como socio fundador del Itinerario Cultural del Consejo de Europa 'Caminos de Arte Rupestre Prehistórico', se erige como uno de los epicentros más importantes de arte rupestre esquemático en la Península Ibérica. Abarcando desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce, e incluso la Edad del Hierro, esta región atesora una riqueza excepcional de estas manifestaciones artísticas prehistóricas.

En Extremadura, los visitantes tienen la oportunidad de explorar nueve lugares fascinantes que se pueden visitar, cada uno con su propia historia y belleza única. Estos lugares incluyen el Abrigo del Castillo de Monfragüe y el Centro de Interpretación del Arte Rupestre de Torrejón el Rubio, el Abrigo de La Calderita en La Zarza, el Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso en Cáceres, la Ruta de los Petroglifos Hurdanos, el Arte Rupestre de Las Villuercas (Berzocana y Cañamero), el Centro de Arte Rupestre de Cabeza de Buey y los Abrigos de La Serena, el Abrigo del Búho (Peña del Águila) en Magacela, el Abrigo de Puerto Roque en Valencia de Alcántara, y el Abrigo de San Blas en Alburquerque.

La mayoría de estos enclaves en Extremadura se ubican en covachos, abrigos y superficies rocosas, armoniosamente integrados en la naturaleza y realzando la belleza del entorno. Son auténticos museos al aire libre que ofrecen a los visitantes la oportunidad de explorar el legado prehistórico de la región.

Según la asociación Caminos de Arte Rupestre Prehistórico, es difícil precisar la cantidad de visitantes que recibe cada uno de estos lugares debido a su ubicación en la naturaleza, pero estos tesoros rupestres son invaluables testimonios de la historia.

De acuerdo con esta fuente, aproximadamente 1,200,000 personas visitaron los sitios y centros de interpretación que forman parte de la red en España. Además de su riqueza en arte rupestre, Extremadura también alberga un importante patrimonio megalítico. Lugares como Lácara, Magacela, Toriñuelo (Jerez de los Caballeros), Lagunita (Alcántara) y Valencia de Alcántara, destacan como puntos de referencia en el turismo arqueológico en Extremadura, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de explorar uno de los conjuntos dolménicos más significativos de Europa, compuesto por más de 40 monumentos funerarios.

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Pintura rupestre en la Cueva de los Nadadores. Roland Unger / Wikimedia

Egipto es famoso por sus pirámides, jeroglíficos y su rica historia bajo el reinado de los faraones. Sin embargo, existen tesoros arqueológicos previos a esta época que pocos conocen: las pinturas rupestres prehistóricas. Estas representaciones artísticas, que recuerdan al arte rupestre europeo, ofrecen una visión única y sorprendente de un Egipto muy diferente al que solemos imaginar. Entre jirafas, antílopes, leones, barcos y personas nadando, las pinturas rupestres egipcias conectan el Paleolítico y el Neolítico con la era de los faraones.

Un hallazgo que desafió el tiempo

En 1933, el explorador húngaro Lázló Almásy realizó un descubrimiento en la meseta de Gilf Kebir, en el suroeste de Egipto, que desconcertó al mundo. En una cueva en medio del desértico Sáhara, Almásy encontró pinturas rupestres representando figuras humanas nadando, un enigma en un lugar tan árido. Sin embargo, estas pinturas pasaron desapercibidas hasta que la película "El paciente inglés" las popularizó en 1996.

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Aunque han pasado más de cien años desde que Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, las historias sobre el joven faraón, su casi intacto sepulcro, los tesoros que lo rodeaban y, por supuesto, el propio descubrimiento siguen generando fascinación en la actualidad, al igual que cuando los periódicos informaron sobre la hazaña de Carter a finales de 1922. Las fotografías tomadas por el egiptólogo, la impresionante máscara funeraria de oro, el sarcófago de cuarcita, el ataúd dorado y la representación de la escena del Amduat en las paredes de la cámara funeraria son sorprendentes. Pero lo que más sorprende es una daga peculiar con una hoja de hierro que acompañaba a la momia.

Y con razón.

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El mapamundi apareció en Europa de la noche a la mañana en 1957. Un marchante se lo ofreció al Museo Británico en nombre de Enzo Ferrajoli de Ry, un librero anticuario italiano afincado en Barcelona que, en 1964, fue condenado a ocho años de prisión por el robo de libros en la biblioteca de la Seo de Zaragoza. El planisferio estaba encuadernado en un volumen con otro manuscrito, Hystoria Tartarorum, un estudio etnográfico del Imperio mongol de mediados del siglo XIII. Los expertos del museo que lo examinaron dudaron de su autenticidad. Según ellos, la tinta del mapa no era medieval, aunque sí lo era la de la Hystoria Tartarorum. Acabó adquiriendo el manuscrito el marchante estadounidense Laurence Witten II, que se lo vendió por una cantidad próxima a los 300 000 dólares al filántropo Paul Mellon, quien a su vez lo donó a Yale, su alma mater. Lo consideraba la prueba definitiva de que el descubrimiento del Nuevo Mundo había sido una hazaña vikinga y no española, de los europeos del norte y no de los del sur. La noticia fue recibida con regocijo por muchos anglosajones, para quienes el documento demostraba no solo que los vikingos habían sido los primeros en llegar a América desde Europa, sino también que habían cartografiado parte de esas nuevas tierras y que la Iglesia católica había tenido constancia de ello.

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En el apogeo del siglo XVI, España emergió como una superpotencia global, extendiendo su influencia a través de vastos territorios que se distribuían por todo el globo, desde África hasta América. Sin embargo, este dominio territorial diverso presentaba desafíos significativos para la administración y defensa de sus colonias, especialmente en el Mediterráneo, donde las incursiones otomanas y berberiscas eran una amenaza constante.

En esta época de incertidumbre, una figura se destacó por su temible reputación: Turgut Reis, también conocido como Dragut. Este corsario otomano, pirata y almirante, pasó a la historia por su extrema crueldad y la implacable persecución de los intereses otomanos. No solo asaltaba naves españolas y cristianas, interrumpiendo las rutas comerciales, sino que también llevaba a cabo saqueos en las zonas costeras, esclavizando a los infortunados que cruzaban su camino.

Los conflictos en el Mediterráneo habían alcanzado un punto crítico. Jean de La Valette, general de Malta, obsesionado con la idea de recuperar la ciudad de Tripoli, que había caído bajo el dominio otomano, convenció a Felipe II de España para que enviara una expedición. La flota estaba compuesta por 28 barcos y 50 galeras, y transportaba a 30,000 soldados cristianos. La expedición estaba bajo el mando de Juan de la Cerda y Silva, el cuarto Duque de Medinaceli y Virrey de Sicilia.

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A lo largo de los siglos, el Castillo de Alconetar ha sido una fuente inagotable de inspiración para leyendas y romances. Indirectamente mencionado por Cervantes en dos pasajes de El Quijote, la leyenda que presentamos a continuación es quizás la más conocida y cautivadora de todas.

La historia se remonta al final del siglo VIII, cuando el emperador cristiano Carlomagno lideraba una feroz lucha contra las incursiones musulmanas en la península ibérica. Su ejército incluía a los renombrados Pares de Francia, sus mejores caballeros. Del otro lado del conflicto se encontraba el poderoso líder islámico, Fierabrás, el Rey de Alejandría. Ambos contendientes no solo se disputaban el control de la península ibérica, sino también la supremacía global.

Fierabrás, a través de uno de sus valientes capitanes llamado Mantible, había conquistado la inexpugnable fortaleza de Alconetar. Pero lo que hacía especial a esta historia era la presencia de Floripes, la hermosa hermana de Fierabrás, quien además de ser una princesa, era una valiente capitana de su guardia personal. Lo que nadie sabía era que Floripes estaba secretamente enamorada de Guido de Borgoña, un destacado paladín cristiano de la corte francesa que había conocido en numerosas batallas.

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La noche en la época de las velas y las teas imponía límites a la vida diaria pero al mismo tiempo abría la puerta a toda una imaginería simbolismos especiales. La violencia siempre ha formado parte del paisaje nocturno, y los salteadores, nightwalkers, rôdeurs de nuit o los andatores di notte ponen de manifiesto lo poco seguros que eran los caminos en la noche. En las ciudades, el miedo a los asaltos en el propio hogar hacía que las casas tuvieran puertas de hierro y barrotes en las ventanas.

Los documentos medievales mencionan frecuentemente la hora del delito, y curiosamente todos hacen referencia a la hora sospechosa o la hora propicia para las malas acciones, es decir, el momento después del toque de queda nocturno. Pero la vida nocturna no era únicamente miedo y violencia; también había diversión. A la diversión nocturna contribuyó en gran medida el alumbrado público: hacia 1700 ya existía en muchas ciudades europeas.

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Neandertales

El daño estacional en fósiles óseos en España sugiere que los neandertales y sus predecesores hibernaban como los osos, murciélagos incluso erizos.

Evidencia en huesos encontrados en uno de los sitios fósiles más importantes del mundo sugiere que nuestros predecesores homínidos pueden haber lidiado con el frío extremo hace cientos de miles de años durmiendo durante el invierno.

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Secretos del Hielo, es un grupo de arqueólogos  cuyo nombre en inglés es: 'Secrets of the Ice' puso en marcha un proyecto en 2006, aprovechando «el primer gran derretimiento» en las montañas del condado de Innlandet, en Noruega. Desde entonces han encontrado múltiples elementos de caza anteriores a la era vikinga.

Estos arqueólogos han estado excavando en los últimos años los glaciares que se están derritiendo en el condado de Innlandet, en Noruega, y han descubierto antiguas puntas de flechas y elementos de caza como refugios que datan de entre el año 300 y el 600 D.C. Por su parte, las dos puntas de flecha halladas podrían ser del milenio anterior a Cristo.

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