El confinamiento y todo lo relacionado con el coronavirus ha dejado, y sigue dejando, muchas secuelas en millones de ciudadanos. Se ha hablado de los problemas psicológicos, de la ansiedad generada por la incertidumbre y el miedo a contagiarse o los problemas físicos derivados de estar más de tres meses sin apenas salir de casa y con puestos de trabajo no adecuados.
La primera gran voz de alarma la dio hace unos días la odontóloga Tammy Chen en un artículo en 'The New York Times' en el que hablaba, con su propia experiencia como dueña de una clínica dental, de la situación de los dentistas en Estados Unidos donde viven un momento álgido, con consultas repletas de personas con problemas de mandíbula, bruxismo y hasta rotura de piezas dentales.