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La
isla de Sark, con una superficie de 5 kilómetros cuadrados y situada en
el Canal de la Mancha, es uno de esos lugares que parecen estancados en
el tiempo. A pesar de tener una carretera construida por prisioneros
alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, no se puede circular con ningún vehículo a motor y solo está permitido el uso de bicicletas y caballos.

Hasta los años 90, los poco más de 500 habitantes que residían en la isla de Sark tenían una vida tranquila. En los últimos 50 años, lo más grave que había ocurrido allí había sido un par de robos y el intento de invasión de la isla por parte de un solo hombre: André Gardes, un físico nuclear en paro de origen francés, que, en agosto de 1990, colgó varios carteles anunciando que a las 12 del mediodía del día siguiente se apoderaría del lugar. Gardes iba provisto con un arma semiautomática y fue detenido por uno de los dos policías que trabajan en Sark cuando se encontraba sentado en un banco esperando la hora de realizar la invasión.
Sin embargo, la rutina de los habitantes de la tranquila y sosegada isla se vio sacudida cuando en 1993 aparecieron por allí los multimillonarios hermanos mellizos, David y Frederick Barclay, propietarios, entre otros negocios, del periódico más influyente del Reino Unido: The Daily Telegraph.
Llegaron allí con varios propósitos, entre ellos invertir en un privilegiado lugar libre de impuestos y con un régimen feudal como gobierno. Tenían grandes proyectos, proporcionales a la cantidad de millones de libras que estaban dispuestos a gastar, pero se encontraron con un fuerte obstáculo: John Michael Beaumont, Seigneur de Sark, o Señor Feudal. Nos referimos a un hombre con un sinfín de privilegios y que ocupaba el cargo, por herencia directa de su abuela, desde 1974. Beaumont era el único que podía poseer palomas, pichones o algo tan sencillo como un perro; un modo de vida privilegiado que vio peligrar al aparecer por allí a los dos magnates británicos.
Beaumont puso todo tipo de trabas para evitar que los hermanos Barclay se instalaran allí. Aquel era un lugar tranquilo que gozaba de un estatus especial desde hacía más de 4 siglos, a pesar de pertenecer a Gran Bretaña. Pero su ideal localización, a tan solo una hora en helicóptero de Londres, hacía del lugar un privilegio donde la mayoría de las leyes vigentes fueron redactadas en 1565 por la reina Elisabet I de Inglaterra y en el que las decisiones importantes eran decididas por el señor feudal, con la ayuda de los 11 terratenientes más influyentes. Se agrupan en una comisión, conocida como Chief Pleas que, en cierto modo, es el parlamento representativo de la isla.
De este modo, David y Frederick Barclay se encontraron con un sinfín de obstáculos para llevar a buen puerto todos sus proyectos mercantiles, debido a las arcaicas leyes que se aplicaban en Sark. Por ese motivo, decidieron declarar la guerra a Beaumont. No les importaba el dinero y tiempo que emplearían en ello, pero se propusieron hacerle la vida imposible al señor feudal.Lo primero que hicieron fue adquirir la diminuta isla de Brecqhou, con una superficie de un kilómetro cuadrado, situada frente a Sark. Allí mandaron construir un ostentoso castillo desde donde controlarían todas las operaciones a realizar. El hecho de poseerla le daba a uno de los hermanos Barklay el derecho a ocupar un puesto entre los terratenientes del Chief Pleas. El siguiente paso fue solicitar a la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo la revisión de las leyes en vigencia en Sark. Para ello, gastaron más de 3 millones de euros y casi 15 años hasta que, en el 2008, se celebraron las primeras elecciones democráticas en la isla.
Se presentaron a las elecciones 57 candidatos, algo más del 10% de la población, que por entonces era de 507 habitantes. De todos ellos, 28 serían los representantes elegidos democráticamente. Conscientes del proceso, los audaces hermanos habían colocado a un buen puñado de hombres de su confianza entre los candidatos, aunque finalmente tan solo fueron cinco los elegidos en las urnas.En la última década previa a los comicios, los Barkley habían conseguido abrir un buen número de empresas entre las que se encontraban algunos hoteles, tiendas, inmobiliarias y empresas de la construcción. Al día siguiente de las elecciones y debido al nefasto resultado obtenido, mandaron cerrar todos sus negocios en la isla, dejando en el paro a cien empleados. Seis semanas después, volvieron a readmitir a todos los despedidos y a reabrir los negocios.
Fuentes de consulta: gov.sark / independent.co.uk / ESTE SITIO TIENE PROHIBIDO PUBLICARSE / wikipedia

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