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Desde la Edad Media, siempre ha existido un tipo de buque de guerra diseñado para servir de columna vertebral a las flotas. Así ocurrió sucesivamente con la carraca, la galera, la galeaza, el galeón, el navío de línea, el acorazado y el portaviones. El largo período comprendido desde el siglo XVI hasta mediados del XIX estuvo protagonizado por el gran navío de línea. El inglés John Hawkins fue su creador; basándose en su gran experiencia marinera, y a partir del galeón español, promovió un nuevo tipo de buque dotado de más eslora, menos altura de obra muerta, especialmente en el castillo de proa, y, por primera vez, con una distribución interna de cubierta corrida de proa a popa, donde iba instalada la batería de cañones con portas al costado.

Así nació el célebre Revenge, prototipo a su vez de los Ark Royal y White Bear, que combatieron a la Gran Armada enviada por Felipe II contra Inglaterra en 1588. A partir de entonces, con objeto de incrementar el armamento, los constructores navales añadieron cubiertas o puentes, galicismo impropio que desgraciadamente ha perdurado en España) al tipo original de Hawkins, hasta llegar a la culminación de los cuatro del Santísima Trinidad en 1796.

Aunque es tradicional considerar al navío inglés Sovereign of the Seas como el primero de tres puentes que navegó, los suecos Mars y Adier, construidos en la segunda mitad del siglo XVI, en Kalmar y Lubeck, respectivamente, y el también inglés Prince Royal (1610), son claros precedentes de esta clase de buques. El Sovereign of the Seas, diseñado por Phineas Pett y fabricado en Woolwich de 1636 a 1637, marcó un punto de partida para el posterior desarrollo del navío de alto bordo que tanto juego proporcionó durante las guerras anglo-holandesas del siglo XVII. Desplazaba 1.522 toneladas y poseía una longitud de quilla de 38,8 metros, 14,2 metros de manga y 5,8 metros de calado a popa. Su artillería, de bronce, se componía de 104 culebrinas, medias culebrinas y sacres, repartidos de la siguiente forma: 28 en la cubierta baja principal, 30 en la segunda batería, 28 en la tercera y 18 en los castillos y el alcázar. Estaba aparejado con la misma arboladura que se mantuvo, con pocas modificaciones, hasta el siglo XIX. Particularmente notable era su decoración de tallas doradas y policromadas. Aunque combatió con éxito en la mar, tuvo que ser reconstruido varias veces. En la última reforma se rebajó la altura de su obra muerta para permitirle emplear con más desahogo la artillería de la cubierta baja. Rebautizado con el nombre de Royal Sovereign, se perdió por incendio accidental en 1696.

navío español de tres puentes de la primera mitad del siglo XVIII

  • Ilustración de un proyecto de navío español de tres puentes de la primera mitad del siglo XVIII. Museo Naval Madrid
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