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“Seis sabios hindúes, muy dados al estudio, querían saber qué era un elefante. Dado que eran ciegos, decidieron descubrirlo mediante el tacto. 

El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: ‘Ya veo, es como una pared’. 

El segundo, palpando el colmillo, gritó: ‘Es tan agudo, redondo y liso, que el elefante es como una lanza’. 

El tercero tocó la trompa retorcida y gritó asustado: ‘El elefante es como una serpiente’. 

 

El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó y dijo: ‘Es evidente, el elefante, es como un árbol’. 

El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: ‘Incluso el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico’. 

El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: ‘El elefante es muy parecido a una soga’. 

Y así, los sabios discutieron largo y tendido, cada uno mostrándose excesivamente terco y violento en su opinión. Aunque parcialmente en lo cierto, todos también estaban equivocados”. 

La parábola de los seis sabios ciegos y el elefante, atribuida a Rumi, sufí persa del siglo XIII, muestra a la perfección nuestra tendencia a sobrestimar lo que sabemos y nuestra férrea obstinación a aferrarnos a nuestras opiniones y creencias haciendo caso omiso de todo aquello que las ponga en entredicho. En Psicología, eso se denomina “prejuicio de punto ciego”.

¿Qué es el prejuicio de punto ciego?

El prejuicio de punto ciego, un concepto propuesto por la psicóloga de la Universidad de Princeton Emily Pronin, hace referencia a nuestra incapacidad para darnos cuenta de nuestros prejuicios cognitivos y nuestra tendencia a pensar que somos menos sesgados que los demás. Pensamos que vemos las cosas de manera más objetiva y racional, como son “en realidad”, mientras que los demás tienen un juicio sesgado.

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¿Sabías que las mujeres japonesas han sostenido el récord mundial de longevidad por más de 25 años? No envejecen y sorprenden al mundo con su impresionante apariencia física. No es de extrañar que el ejercicio apoyado por una alimentación saludable) sea uno de los grandes secretos de la perfección femenina en la cultura japonesa.

En Genial.guru queremos presentarte algunos ejercicios desarrollados por Katsuzō Nishi, los cuales ayudan a las mujeres a mantener su cuerpo con energía y a mantenerse en forma.

Katsuzō era un niño japonés que se encontraba muy mal de salud. Cuando cumplió 20 años, le diagnosticaron una enfermedad mortal. ¡Pero no se rindió! Al contrario, creó su propio sistema de mejoramiento de la salud y vivió hasta los 75 años. ¡No olvides consultar el bono al final del artículo para recibir más información útil!

1. Cañas movidas por el viento

Este ejercicio ayuda a aumentar el flujo sanguíneo hacia las piernas, y previene el dolor y el cansancio extremo en ellas.

  • Acuéstate sobre tu estómago en una superficie firme y dura.
  • Dobla tus rodillas. Relájate e imagina que tus piernas son plantas movidas por el viento en una gran colina.
  • Agita las piernas intentando tocar tus glúteos con los talones. Es posible que no puedas hacer esto durante algún tiempo, así que sigue intentándolo. Realiza este ejercicio todos los días y verás resultados.
 

2. Una hoja

Este ejercicio ayuda a mejorar la postura y la circulación de la sangre a través de una red de arterias y venas que irrigan el cerebro.

  • Recuéstate boca arriba con la cara levantada sobre una superficie firme.
  • Relájate e imagina que tu cuerpo está vacío y ligero.
  • Dobla tus rodillas. No levantes los pies. Para hacerlo, debes desplazarlos lentamente hacia tus glúteos lo más que puedas.
  • Levanta lentamente la cabeza e intenta llevar las palmas de tus manos a la altura de tus rodillas. No levantes tu columna vertebral.
  • Una vez que llegues a la altura de tus rodillas con las palmas de las manos, levanta la cabeza y verifica que la columna vertebral esté en posición horizontal.
  • Permanece en esta postura tanto tiempo como puedas. Imagina que la energía fluye a través de tu cabeza.
  • Regresa a la posición inicial y relájate.
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